El dragón chino (龙 Lóng, en chino) es una criatura sagrada presente en los mitos y leyendas de la cultura china desde el año 3000 a.C. aproximadamente, conocido como un ser que representa diversos conceptos, entre ellos, la buena suerte y la prosperidad.
Hace un tiempo vi otra serie coreana de romance y comedia, de las que mas me gustan, y planteaban este concepto que hay que poner en marcha a mucha gente para conseguir que alguna persona sobresalga entre la multitud, esto para todos los pueblos orientales es bastante común, quizás en alguna otra época fue así en occidente, pero hoy por momentos la vida se vuelve demasiado egoísta para mi parecer.
Esta frase no me remite solamente a alguna buena característica de alguien que toda su familia y su comunidad ayuda a elevarse, también lo podemos ver en aquellas personas que sufren y no encuentran a nadie que los proteja. Un dragón también puede ser alguien que traiga mala suerte y pobreza, como la contracara de la fortuna y la prosperidad.
En estos tiempos de revuelo y confusión, mantengamos la mirada atenta a quienes necesitan compartir, sus alegrías y sus desventuras, sus pasiones y sus odios, pero sobre todo a aquellas personas que no pueden valerse por sí mismas, brindémosles ese rayo de esperanza que es una mano abierta, una sonrisa o un llamado oportuno a seguridad.
Porque no es malo solo aquel que no hace el mal, si no también quien permanece indiferente al sufrimiento del otro. “Quien no castiga el mal, ordena que se haga” dijo Leonardo Da Vinci, o “Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada.” según Edmund Burke no sea que nuestra indiferencia hacia la crueldad nos haga tener otro dragón en nuestra aldea pero esta vez en modo negativo.
Pero, en ocasiones, se da la, normalmente improbable, posibilidad de que en una configuración altamente negativa surja un Dragón mitológico, sagrado, que trae buena suerte y prosperidad, asemejándose al Gehinom (que no es el infierno, dado que las almas que ya no tienen salvación no pueden ir allí, el Gehinom es donde se purifican las almas) dicen que allí se sacude al alma para despegar las Klipot o cáscaras que atrapan a las chispas y ocultan su luz, de esta manera se logran liberar las chispas divinas que todos nosotros vinimos a manifestar.
Veamos qué dice al respecto el Zohar, el libro del esplendor, uno de los textos pilares de la kabalá:
El Zohar-VaYeji (Y Yaacov vivió) - Parte 3
No compitas con los malvados. 608 en adelante.
“(…) no compitas con los malvados porque tú no conoces tu propio fundamento, la encarnación de tu propia alma, y tal vez no lograrás resistirlo, pues es tal vez un árbol que jamás fue arrancado, es decir un alma que nunca reencarna, que es muy fuerte y entonces serás desplazado ante él.”
Dichoso es el hombre que se incorpora de su cama en ese momento y se esfuerza en la Torá. Cuando abre la Torá él hace entrar a esos que hacen daño en las profundidades del gran abismo y somete a la Klipá del burro, haciéndole descender a través de los huecos bajo el polvo, hasta el veneno del deshecho y el desperdicio que se encuentran allí.
685) Por esta razón, Isajar – quien se esforzaba en la Torá – sometió a la Klipá del burro y lo hizo descender. ¿Y qué era ese burro? Era una caja de escalera, tal como está escrito, “Un asno de huesos fuertes”, (“huesos fuertes” y “caja”, se escriben igual en hebreo). Él se incorporaba para dañar al mundo, y ahora está allí su morada, entre los sistemas, en el basurero, en el veneno de los huecos y el polvo. A través de su esfuerzo en la Torá, Isajar hizo descender a la Klipá, el burro de huesos fuertes, y le hizo echarse entre los sistemas, es decir, lo hizo descender a los huecos en el piso, entre la basura que se encuentra allí.
Buscando en la Biblia un poco más respecto a este tema he hallado varias referencias respecto al destino de los malvados:
Libro Tercero (Salmos 73–89)
Salmo de Asaf.
1 En verdad Dios es bueno con Israel,
con los de corazón puro.
2 Pero en cuanto a mí, casi perdí el equilibrio;
mis pies resbalaron y estuve a punto de caer,
3 porque envidiaba a los orgullosos
cuando los veía prosperar a pesar de su maldad.
4 Pareciera que viven sin problemas;
tienen el cuerpo tan sano y fuerte.
5 No tienen dificultades como otras personas;
no están llenos de problemas como los demás.
6 Lucen su orgullo como un collar de piedras preciosas
y se visten de crueldad.
7¡Estos gordos ricachones tienen todo
lo que su corazón desea!
8 Se burlan y hablan solo maldades;
en su orgullo procuran aplastar a otros.
9 Se jactan contra los cielos mismos,
y sus palabras se pasean presuntuosas por toda la tierra.
10 Entonces la gente se desanima y se confunde
al tragarse todas esas palabras.
11 «¿Y qué sabe Dios? —preguntan—.
¿Acaso el Altísimo sabe lo que está pasando?».
12 Miren a esos perversos:
disfrutan de una vida fácil mientras sus riquezas se multiplican.
13 ¿Conservé puro mi corazón en vano?
¿Me mantuve en inocencia sin ninguna razón?
14 En todo el día no consigo más que problemas;
cada mañana me trae dolor.
15 Si yo realmente hubiera hablado a otros de esta manera,
habría sido un traidor a tu pueblo.
16 Traté de entender por qué los malvados prosperan,
¡pero qué tarea tan difícil!
17 Entonces entré en tu santuario, oh Dios,
y por fin entendí el destino de los perversos.
18 En verdad, los pones en un camino resbaladizo
y haces que se deslicen por el precipicio hacia su ruina.
19 Al instante, quedan destruidos,
totalmente consumidos por los terrores.
20 Cuando te levantes, oh Señor,
te reirás de sus tontas ideas
como uno se ríe por la mañana de lo que soñó en la noche.
21 Entonces me di cuenta de que mi corazón se llenó de amargura,
y yo estaba destrozado por dentro.
22 Fui tan necio e ignorante;
debo haberte parecido un animal sin entendimiento.
23 Sin embargo, todavía te pertenezco;
me tomas de la mano derecha.
24 Me guías con tu consejo
y me conduces a un destino glorioso.
25 ¿A quién tengo en el cielo sino a ti?
Te deseo más que cualquier cosa en la tierra.
26 Puede fallarme la salud y debilitarse mi espíritu,
pero Dios sigue siendo la fuerza de mi corazón;
él es mío para siempre.
27 Los que lo abandonen, perecerán,
porque tú destruyes a los que se alejan de ti.
28 En cuanto a mí, ¡qué bueno es estar cerca de Dios!
Hice al Señor Soberano mi refugio,
y a todos les contaré las maravillas que haces.
Esos fragmentos de la biblia nos enseñan muchas cosas, entre otras que uno no puede conocer los designios divinos, no debe ni intentarlo. Tampoco debe pensar que al que se comporta mal lo van a castigar porque no está en nuestras manos. Pero tenemos en las escrituras cuál es el camino más luminoso y la posibilidad de seguirlo. Y amar al prójimo como a uno mismo es uno de los preceptos fundamentales. Por eso tengamos en cuenta que quizás seamos llamados a salvar a un dragón.
“Que solo conozcas el camino del conocimiento y no el del dolor”.
¡Que así sea!
Lic. Cecilia Cernadas