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La conexión entre el hombre y el universo:  cada persona es un microcosmos que refleja el macrocosmos

La conexión entre el hombre y el universo: cada persona es un microcosmos que refleja el macrocosmos

En la vasta tradición de la Kabalá, una de las enseñanzas más curiosas y trascendentales es la idea de que cada persona es un microcosmos que refleja el macrocosmos.

Este concepto, que se encuentra en el corazón mismo de la sabiduría kabalística, nos invita a explorar la interconexión entre el ser humano y el universo. Comprender y experimentar la conexión entre el hombre y el universo tiene implicaciones profundas en cómo vivimos nuestras vidas. La Kabalá nos invita a vivir en armonía con las leyes cósmicas y a ser conscientes de nuestro papel en el gran tejido de la existencia. En este artículo, ahondaremos en esta idea, examinando cómo la Kabalá nos guía para comprender y experimentar esta conexión intrínseca.

El Microcosmos y el Macrocosmos en la Kabalá

La Kabalá, una corriente mística dentro del judaísmo, se dedica al estudio de los secretos de la creación y la naturaleza de Dios. Uno de sus postulados fundamentales es que todo lo que existe en el universo externo tiene su reflejo en el universo interno de cada individuo. Este principio denominado de correspondencia se expresa en la máxima "Como es arriba, es abajo", sugiriendo que el microcosmos (el hombre) es un reflejo del macrocosmos (el universo). 
Dicha máxima es uno de los principios herméticos. (Hermes Trimegisto tres veces maestro se dice de él que era Enoc el hijo de Jared que era el hijo de Set quien era hijo de Adán y Enoc, por su lado, fue el padre de Matusalén) 

Los 7 principios Herméticos son los siguientes:

Principio de Mentalismo: Todo es mente, el universo es mental.
Principio de Correspondencia: Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba.
Principio de Vibración: Nada está inmóvil, todo se mueve, todo vibra.
Principio de Polaridad: Todo es doble, todo tiene dos polos, todo tiene su par de opuestos.
Principio del Ritmo: Todo fluye y refluye, todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende.
Principio de Causa y Efecto: Toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa, todo sucede de acuerdo a la ley, la suerte no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida.
Principio de Género: Todo tiene su principio masculino y femenino, el género se manifiesta en todos los planos.


El Árbol de la Vida como Modelo del Universo

La Interconexión Espiritual y Física, la Kabalá nos enseña que la conexión entre el hombre y el universo no es meramente simbólica, sino real y profunda. Esta interconexión se manifiesta tanto en el plano espiritual como en el físico, el Árbol de la Vida, o Etz Jaim, representa esta conexión. Es uno de los símbolos más poderosos en la Kabalá. Consta de diez sefirot (esferas-Emanaciones Divinas) que representan diferentes aspectos de la creación y de la Naturaleza Divina. Estas sefirot no solo describen la estructura del universo, sino también la estructura interna del alma humana. 

Cada sefirá en el Árbol de la Vida tiene una correspondencia directa con aspectos de la psiquis humana. Por ejemplo, Kéter (la corona) representa la voluntad y la fe, mientras que Maljut (el reino) está asociado con la manifestación y la acción en el mundo físico o el cuerpo. Al estudiar la Árbol de la Vida, los kabalistas buscan entender cómo las Energías Divinas fluyen tanto en el universo como en el propio ser.

La Idea de Adam Kadmón

Otra enseñanza kabalística relevante es la idea de Adam Kadmón, el Hombre Primordial. Según la Kabalá, Adam Kadmón es una forma arquetípica que contiene todas las almas humanas y refleja la estructura del universo. Este concepto sugiere que cada individuo, como descendiente de Adam Kadmón, lleva en su interior una chispa de divinidad y una conexión innata con el cosmos y su alma tiene su raíz en alguna parte del cuerpo de este Hombre Primordial.

La Unidad de Todas las Almas

Un aspecto esencial de la interconexión es la unidad de todas las almas. La Kabalá enseña que todas las almas humanas están conectadas y que nuestras vidas están entrelazadas de maneras que a menudo no comprendemos completamente. Esta conexión implica una responsabilidad mutua: nuestras acciones afectan no solo a nosotros mismos, sino a todo el colectivo humano como en la película “El efecto mariposa”, el arte siempre refleja la vida misma.


La Resonancia Energética

En el plano espiritual, cada acción y pensamiento humano tiene un impacto en el universo. Este principio se basa en la idea de que todo está compuesto de energía y vibración. Los kabalistas creen que nuestras intenciones y acciones pueden influir en el tejido mismo de la realidad. Por ejemplo, una acción de bondad no solo beneficia a quien la recibe, sino que también eleva la vibración espiritual del mundo. Por eso debemos vigilar siempre que nuestros pensamientos y emociones no nos dejen caer del lado negativo, por nosotros y para todo lo que nos rodea. Si nuestra energía es luminosa todo a nuestro alrededor resplandece.

La Influencia de las Fuerzas Cósmicas

En el plano físico, la Kabalá también reconoce la influencia de las fuerzas cósmicas sobre la vida humana. Los kabalistas estudian las correspondencias astrológicas y los ciclos de la naturaleza como los ciclos lunares, para comprender cómo estas fuerzas impactan en nuestro bienestar y desarrollo espiritual. La astrología kabalística, por ejemplo, busca revelar cómo los movimientos planetarios reflejan y afectan nuestras vidas. Sin embargo, nuestro desafío es superar nuestras predeterminaciones, conocerlas para superarlas e ir siempre hacia adelante con el aprendizaje espiritual. Según la sabiduría kabalística lo último que creó Dios puede controlar todo lo anterior, repasemos:

Día 1: la luz y la oscuridad, el día y la noche.
Día 2: maim y shamaim, las aguas y las aguas del cielo.
Día 3: la parte seca de la tierra donde puso la vegetación.
Día 4: el sol, la luna y las estrellas (astros)
Día 5: las aves y los animales marinos (relación cielo-agua)
Día 6: seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y el hombre para que señoree...(Génesis 1:24-31)en este punto la Kabalá dice que el hombre señorea sobre todo lo creado antes que él, lo que incluye los astros y las estrellas.

Prácticas Kabalísticas para Conectar con el Universo

Para experimentar y profundizar en la conexión entre el microcosmos y el macrocosmos, la Kabalá ofrece diversas prácticas espirituales. Estas prácticas están diseñadas para alinear nuestras energías con las del universo y para expandir nuestra consciencia.

La Meditación en los Nombres Divinos

Una práctica central en la Kabalá es la meditación en los 72 Nombres Divinos. Estos nombres, compuestos por combinaciones de letras hebreas, son considerados canales de Energía Divina. Meditar en estos nombres puede ayudar a sintonizar nuestra conciencia con las energías superiores y a fortalecer nuestra conexión con el cosmos.

La Contemplación de la Árbol de la Vida

Contemplar y meditar sobre el Árbol de la Vida es otra práctica poderosa. Al visualizar y reflexionar sobre las sefirot y sus interconexiones, podemos ganar una comprensión más profunda de nuestra propia naturaleza y de nuestra relación con el universo. Esta práctica nos ayuda a reconocer y equilibrar las diferentes facetas de nuestra psiquis. Existen terapeutas que utilizan el Árbol de la Vida para guiar la terapia psicológica individual.

El Estudio de los Textos Sagrados

El estudio de los textos sagrados y los textos kabalísticos, como el Zohar, es fundamental para cualquier aprendiz de sabio. Estos textos contienen enseñanzas profundas sobre la naturaleza de la realidad y la estructura del universo. A través del estudio, podemos expandir nuestra comprensión intelectual y espiritual de nuestra conexión con el cosmos y fundamentalmente con el Creador.

La Oración y las Mitzvot

La oración y la observancia de las Mitzvot (mandamientos) son formas prácticas de alinear nuestras acciones con la Voluntad Divina. La Kabalá nos enseña que al cumplir con estas prácticas, no solo honramos a Dios, sino que también armonizamos nuestras vidas con las leyes cósmicas. La oración, en particular, es vista como un medio para elevar nuestra alma y fortalecer nuestra conexión con la Luz.

Vivir en Armonía con el Universo

La Responsabilidad Personal. Reconocer que nuestras acciones tienen un impacto en el universo nos lleva a una mayor responsabilidad personal. Cada decisión que tomamos, cada pensamiento y cada palabra, contribuye al equilibrio o desequilibrio del cosmos. Vivir con esta consciencia nos motiva a actuar con integridad y compasión.

La Búsqueda del Propósito

La Kabalá nos enseña que cada persona tiene un propósito único en la creación. Al explorar nuestra conexión con el universo, podemos descubrir nuestra misión personal y trabajar para realizarla. Esta búsqueda de propósito nos da dirección y significado, y nos alinea con el flujo de la vida.

La Expansión de la Consciencia

Finalmente, la conexión con el universo nos lleva a una expansión de la consciencia. La Kabalá nos guía hacia un estado de unidad y totalidad, donde reconocemos que somos parte de un todo mayor. Esta expansión nos permite ver más allá de nuestras limitaciones personales y abrazar una visión más amplia y profunda de la vida.

Conclusión

La enseñanza kabalística de que cada persona es un microcosmos que refleja el macrocosmos nos invita a explorar nuestra interconexión con el universo de una manera profunda y significativa. A través de prácticas espirituales, estudio y contemplación, podemos experimentar esta conexión y vivir en armonía con las fuerzas cósmicas. Al hacerlo, no solo encontramos un mayor sentido de propósito y responsabilidad, sino que también contribuimos al equilibrio y la elevación de toda la creación. La Kabalá, con su sabiduría milenaria, nos ofrece las herramientas para descubrir y vivir esta verdad transformadora.

En la vasta tradición de la Kabalá, una de las enseñanzas más curiosas y trascendentales es la idea de que cada persona es un microcosmos que refleja el macrocosmos.

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