En la Kabalá, la enfermedad y la salud son mucho más que aspectos físicos o biológicos; se entienden como reflejos de nuestro estado espiritual y el equilibrio o desequilibrio de las dimensiones del Árbol de la Vida. Bajo el concepto de “como es arriba es abajo” exploraremos cómo se aborda la relación entre la enfermedad, la salud y el equilibrio espiritual dando una pequeña reseña de 5 textos fundamentales.
Sefer Yetzirá: La Salud como Equilibrio de los Elementos
El Sefer Yetzirá (Libro de la Formación) es uno de los textos kabalísticos más antiguos y describe cómo Dios creó el mundo utilizando 32 senderos de sabiduría, incluyendo las 22 letras del alfabeto hebreo y las 10 sefirot (emanaciones divinas). Este libro enfatiza la idea de que el cuerpo humano y el universo están interconectados y formados a partir de combinaciones de fuerzas espirituales.
Según el Sefer Yetzirá, la salud es el resultado de un equilibrio perfecto entre estos elementos cósmicos y espirituales en el ser humano. Cuando las fuerzas espirituales y los elementos de fuego, agua y aire están en armonía, el cuerpo permanece sano. La enfermedad, en este contexto, es vista como un desequilibrio en estos elementos, indicando una desconexión entre las energías que rigen el cuerpo y la armonía universal. El proceso de sanación, entonces, se enfoca en restaurar este equilibrio interno y reconectar al sujeto con el flujo de Energía Divina.
Sefer HaBahir: La Luz Interior y la Sanación del Alma
El Sefer HaBahir (Libro de la Claridad) se centra en la naturaleza de la Luz Divina y en cómo esta ilumina el alma humana. En este texto, la enfermedad es entendida como un oscurecimiento de esta Luz interior, un estado en el que la Luz Divina no puede fluir plenamente debido a bloqueos espirituales y emocionales.
Según el Sefer HaBahir, el alma humana es como una vasija diseñada para contener la Luz Divina. Cuando la persona se aparta de misión de su alma o se encuentra atrapada en emociones negativas, esta Luz se ve opacada, afectando tanto el alma como el cuerpo. La sanación, en este sentido, implica “purificar la vasija”, lo cual se logra a través de prácticas como la meditación, la teshuvá (el retorno a Dios o arrepentimiento) y el estudio de lo textos sagrados. Al restaurar la claridad y la Luz en el alma, el individuo puede experimentar una sanación completa y profunda.
Zóhar: La Enfermedad como Manifestación de Desequilibrios Espirituales
El Zóhar, obra central de la Kabalá escrita por Rav Shimon Bar Yojai, ofrece una visión detallada de la conexión entre el cuerpo, el alma y la Luz Divina. Según el Zóhar, la enfermedad surge cuando el cuerpo y el alma se encuentran en conflicto, lo cual es reflejo de un desequilibrio entre las sefirot (emanaciones) del Árbol de la Vida. Cada sefirá representa una Cualidad Divina y tiene un impacto en aspectos específicos del cuerpo y la psiquis humana.
Por ejemplo, un exceso de Guevurá (severidad) puede generar tensiones y bloqueos, mientras que una falta de Jesed (bondad) puede provocar frialdad emocional y desconexión. La sanación, según el Zóhar, implica restaurar el equilibrio entre estas sefirot a través de la sabiduría de la Kabalá. Al realinear el alma con la Luz Divina y abrir los canales de energía en el Árbol de la Vida, es posible restaurar la salud física y espiritual.
Pardes Rimonim: Los Órganos y las Emanaciones Divinas
El Pardes Rimonim, escrito por Rav Moshe Cordovero, profundiza en la relación entre los aspectos físicos del ser humano y las sefirot. Según este texto, cada órgano del cuerpo está vinculado a una sefirá particular, y la salud de cada órgano depende de la influencia espiritual que recibe a través de su conexión con las emanaciones divinas.
Para Rav Moshe Cordovero, la enfermedad es el resultado de una interrupción o distorsión en el flujo de energía entre los órganos y las sefirot. Alguien que, por ejemplo, experimenta problemas en el corazón, podría estar sufriendo un desequilibrio en Tiféret (la sefirá del equilibrio y la compasión), que afecta directamente el funcionamiento emocional y físico de este órgano. La sanación, entonces, implica restaurar el flujo armónico entre los órganos y las sefirot, lo cual se puede lograr a través de prácticas de contemplación y corrección espiritual que permitan restablecer el equilibrio en el Árbol de la Vida.
Etz Jaim de Isaac Luria: Las Chispas Divinas y la Reparación del Alma
Rav Isaac Luria, conocido como el Arí, es uno de los kabalistas más influyentes, y su obra Etz Jaim (El Árbol de la Vida) presenta una visión única sobre la enfermedad y la salud. El Arí explica que la creación involucró la “ruptura de las vasijas”, un proceso en el cual las chispas divinas quedaron atrapadas en la materia, dando origen a la fragmentación y al caos en el mundo.
Para el Arí, la enfermedad es una manifestación de esta ruptura y fragmentación en el nivel del alma y el cuerpo. Cada persona tiene la misión de “liberar” estas chispas de Luz atrapadas, restaurando la armonía y la perfección en su ser. Este proceso, conocido como “Tikún” o corrección, es clave para la sanación. A través de la Kabalá, los seres humanos podemos elevar estas chispas y restaurar la conexión con la Energía Divina, lo cual genera un impacto total tanto en la salud espiritual como en la física.
Un Enfoque Integral para la Sanación desde la Kabalá
Los textos kabalísticos coinciden en que la enfermedad no es un fenómeno aislado, sino una expresión de un desequilibrio profundo en el nivel espiritual. La sanación, según la Kabalá, implica una transformación integral en la que se restablece la conexión con la Luz Divina y se armonizan las energías internas.
A través del equilibrio de los elementos y fuerzas cósmicas (Sefer Yetzirá), la limpieza de la Luz interior (Sefer HaBahir), la armonización de las sefirot (Zóhar), la conexión entre órganos y emanaciones (Pardes Rimonim), y la liberación de las chispas divinas atrapadas (El Árbol de la Vida), la Kabalá nos ofrece un camino de sanación profunda. Este enfoque kabalístico nos invita a ver la enfermedad como una oportunidad para la introspección, el tikún (la corrección) y el crecimiento espiritual, recordándonos que la verdadera salud surge de una vida en armonía con el Propósito Divino y la Luz interior.
