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Maasé Merkabá. El gran misterio del Carro de Fuego.

Maasé Merkabá. El gran misterio del Carro de Fuego.

En la Biblia sobresalen, el Maasé Bereshit (Misterio de la Creación) y el Maasé Merkabá (Misterio del Carro de Fuego). De este último nos ocuparemos en éste artículo.

Hay varios misterios en la biblia que han llamado la atención de las personas desde tiempos inmemoriales, uno de esos misterios es el de la creación (Maasé Bereshit) cómo es que se creó el mundo, el nombre Elohim que está en plural, el hombre hecho a imagen y semejanza “nuestra”. El otro gran gran misterio es el de la merkabá, el carro de fuego. Recomiendo ampliamente los libros del dr Mario Sabán sobre el tema, aquí sólo haremos una aproximación.

Según Mario Sabán, el Maasé Bereshit o el Misterio de la Creación (Génesis) es la forma en que el Ein Sof descendió hasta materializarse en el mundo que conocemos, en cambio, el Maasé Merkabá (o el Misterio del Carro de Fuego) es el modo en que nosotros, en nuestra encarnación actual podemos elevarnos hacia el Ein Sof.

He hallado una respuesta de Yehuda Ribco sobre el tema a raíz de una pregunta que le hicieron, la transcribo porque me resultó muy clara la posición que uno suele encontrarse al tratar de investigar esto de la merkabá pero nunca la había leído tan abiertamente. Escribió lo siguiente:

“Hay dos temas de Torá que está prohibido enseñar públicamente, y que solamente ha de instruirse personalmente, en grupos reducidos, y a personas que cuentan con un vasto caudal de conocimientos en Torá, y una amplia adhesión a la práctica de los preceptos de la Torá. Estos dos temas son: la Creación, y la Mercabá.

Como esta regla (Jaguigá 2:1; TB Jaguigá 13a) es para ser cumplida, solamente me permitiré darle unos breves datos generales, que sirvan para ubicarla al menos.

El profeta Iejezkel (Ezequiel) tuvo una visión profética del "carro del Eterno", puede leer su  complejo y figurativo relato en los capítulos primero y décimo del libro de mismo nombre, en el Tanaj.

Ese "carro celestial" es la "Mercabá" (que en hebreo quiere decir precisamente "carro"). Otros  profetas también hablan de esta visión, con sus propias palabras, y asumiendo los arquetipos que les eran familiares. Tenemos el ejemplo de la visión de Ieshaiá/Isaías, en el capítulo sexto, o la teofanía ante visión de Eliahu/Elías (1 Melajim/Reyes 19:11,12).

A grandes rasgos, la Mercabá lidia con el tema de las manifestaciones del Todopoderoso en la realidad, y con las funciones de los ángeles.

Y en la práctica cotidiana, se refiere al entrenamiento personal para someter el deseo al Deseo del Eterno, y acompasar la voluntad a la divina Voluntad.

Espero que con lo escueto que debo ser, al menos haya podido dar un poco de idea al respecto de la oscura temática.

Y antes de terminar, un consejo: no acepte ninguna doctrina mediática que se arrope con la voz  "mercaba" (sea que la escriban con "k", con "q", con "h", o como sea). Pues hay mucho engañador que se arroga título y nombres como "Cabalá", "Mercabá", "Angélica", "Sefirótica", etc., y en realidad promueven creencias extraviadas, apartadas de la fina pureza de la Torá, y sumamente hundidas en el paganismo y la confusión espiritual.”

Vamos a recorrer los textos que menciona, por orden cronológico, a fin de que se tenga una idea acabada de lo que se está hablando en estos textos.

1 Reyes 19 (Elías era un profeta del Antiguo Testamento que ministró al reino del norte de Israel cerca de 900 a.e.c.)

Elías huye a Horeb

11 Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. 12 Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. 

 
2 Reyes 2

Eliseo sucede a Elías

11 Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. 12 Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes. 13 Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán. 14 Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo.


Isaías 6  (Isaías sirvió como profeta en Jerusalén aproximadamente desde el 740 hasta el 701 a.e.c.)

Visión y llamamiento de Isaías

6 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. 5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; 7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. 8 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. 9 Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. 10 Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad. 11 Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto; 12 hasta que Jehová haya echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra. 13 Y si quedare aún en ella la décima parte, esta volverá a ser destruida; pero como el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la simiente santa.


El libro de Ezequiel capítulos 1 y 10 (según los investigadores profetizó aproximadamente entre 592 y 570 a.e.c.)

La visión de la gloria divina

1 Aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, a los cinco días del mes, que estando yo en medio de los cautivos junto al río Quebar, los cielos se abrieron, y vi visiones de Dios. 2 En el quinto año de la deportación del rey Joaquín, a los cinco días del mes, 3 vino palabra de Jehová al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar; vino allí sobre él la mano de Jehová.

4 Y miré, y he aquí venía del norte un viento tempestuoso, y una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce refulgente, 5 y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes. Y esta era su apariencia: había en ellos semejanza de hombre. 6 Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. 7 Y los pies de ellos eran derechos, y la planta de sus pies como planta de pie de becerro; y centelleaban a manera de bronce muy bruñido. 8 Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos de hombre; y sus caras y sus alas por los cuatro lados. 9 Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando andaban, sino que cada uno caminaba derecho hacia adelante. 10 Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo había en los cuatro cara de águila. 11 Así eran sus caras. Y tenían sus alas extendidas por encima, cada uno dos, las cuales se juntaban; y las otras dos cubrían sus cuerpos. 12 Y cada uno caminaba derecho hacia adelante; hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban; y cuando andaban, no se volvían. 13 Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que andaba entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos. 14 Y los seres vivientes corrían y volvían a semejanza de relámpagos.

15 Mientras yo miraba los seres vivientes, he aquí una rueda sobre la tierra junto a los seres vivientes, a los cuatro lados. 16 El aspecto de las ruedas y su obra era semejante al color del crisólito. Y las cuatro tenían una misma semejanza; su apariencia y su obra eran como rueda en medio de rueda. 17 Cuando andaban, se movían hacia sus cuatro costados; no se volvían cuando andaban. 18 Y sus aros eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor en las cuatro. 19 Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban. 20 Hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban; hacia donde les movía el espíritu que anduviesen, las ruedas también se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas. 21 Cuando ellos andaban, andaban ellas, y cuando ellos se paraban, se paraban ellas; asimismo cuando se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.

22 Y sobre las cabezas de los seres vivientes aparecía una expansión a manera de cristal maravilloso, extendido encima sobre sus cabezas. 23 Y debajo de la expansión las alas de ellos estaban derechas, extendiéndose la una hacia la otra; y cada uno tenía dos alas que cubrían su cuerpo. 24 Y oí el sonido de sus alas cuando andaban, como sonido de muchas aguas, como la voz del Omnipotente, como ruido de muchedumbre, como el ruido de un ejército. Cuando se paraban, bajaban sus alas. 25 Y cuando se paraban y bajaban sus alas, se oía una voz de arriba de la expansión que había sobre sus cabezas.

26 Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él. 27 Y vi apariencia como de bronce refulgente, como apariencia de fuego dentro de ella en derredor, desde el aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que tenía resplandor alrededor. 28 Como parece el arco iris que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor.

Esta fue la visión de la semejanza de la gloria de Jehová. Y cuando yo la vi, me postré sobre mi rostro, y oí la voz de uno que hablaba.

La gloria de Dios abandona el templo

10 Miré, y he aquí en la expansión que había sobre la cabeza de los querubines como una piedra de zafiro, que parecía como semejanza de un trono que se mostró sobre ellos. 2 Y habló al varón vestido de lino, y le dijo: Entra en medio de las ruedas debajo de los querubines, y llena tus manos de carbones encendidos de entre los querubines, y espárcelos sobre la ciudad. Y entró a vista mía.

3 Y los querubines estaban a la mano derecha de la casa cuando este varón entró; y la nube llenaba el atrio de adentro. 4 Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín al umbral de la puerta; y la casa fue llena de la nube, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria de Jehová. 5 Y el estruendo de las alas de los querubines se oía hasta el atrio de afuera, como la voz del Dios Omnipotente cuando habla.

6 Aconteció, pues, que al mandar al varón vestido de lino, diciendo: Toma fuego de entre las ruedas, de entre los querubines, él entró y se paró entre las ruedas. 7 Y un querubín extendió su mano de en medio de los querubines al fuego que estaba entre ellos, y tomó de él y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino, el cual lo tomó y salió. 8 Y apareció en los querubines la figura de una mano de hombre debajo de sus alas.

9 Y miré, y he aquí cuatro ruedas junto a los querubines, junto a cada querubín una rueda; y el aspecto de las ruedas era como de crisólito. 10 En cuanto a su apariencia, las cuatro eran de una misma forma, como si estuviera una en medio de otra. 11 Cuando andaban, hacia los cuatro frentes andaban; no se volvían cuando andaban, sino que al lugar adonde se volvía la primera, en pos de ella iban; ni se volvían cuando andaban. 12 Y todo su cuerpo, sus espaldas, sus manos, sus alas y las ruedas estaban llenos de ojos alrededor en sus cuatro ruedas. 13 A las ruedas, oyéndolo yo, se les gritaba: ¡Rueda! 14 Y cada uno tenía cuatro caras. La primera era rostro de querubín; la segunda, de hombre; la tercera, cara de león; la cuarta, cara de águila.

15 Y se levantaron los querubines; este es el ser viviente que vi en el río Quebar. 16 Y cuando andaban los querubines, andaban las ruedas junto con ellos; y cuando los querubines alzaban sus alas para levantarse de la tierra, las ruedas tampoco se apartaban de ellos. 17 Cuando se paraban ellos, se paraban ellas, y cuando ellos se alzaban, se alzaban con ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en ellas.

18 Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del umbral de la casa, y se puso sobre los querubines. 19 Y alzando los querubines sus alas, se levantaron de la tierra delante de mis ojos; cuando ellos salieron, también las ruedas se alzaron al lado de ellos; y se pararon a la entrada de la puerta oriental de la casa de Jehová, y la gloria del Dios de Israel estaba por encima sobre ellos.

20 Estos eran los mismos seres vivientes que vi debajo del Dios de Israel junto al río Quebar; y conocí que eran querubines. 21 Cada uno tenía cuatro caras y cada uno cuatro alas, y figuras de manos de hombre debajo de sus alas. 22 Y la semejanza de sus rostros era la de los rostros que vi junto al río Quebar, su misma apariencia y su ser; cada uno caminaba derecho hacia adelante.

Parece una película de ficción pero está en el texto de la biblia, con más o menos las mismas palabras dependiendo de su traducción. 

Dejo para un artículo posterior el desarrollo de lo que habrá querido decir Yehuda Ribco con que en la práctica cotidiana, se refiere al entrenamiento personal para someter el deseo al Deseo del Eterno, y acompasar la voluntad a la divina Voluntad. Respecto a eso hay varias líneas  interesantes para seguir, como ser, las meditaciones con la merkabá y el modo de activarla para nuestro beneficio espiritual y físico.

"Que la Luz infinita del Creador ilumine tu alma y active en ti la capacidad de comprender el Misterio de la Merkabá"

Que así sea.

 

Merkavá sagrada, vehículo de ascensión y conexión, para que puedas recorrer los senderos celestiales con equilibrio, sabiduría y amor, manifestando en este mundo la armonía divina."

En la Biblia sobresalen, el Maasé Bereshit (Misterio de la Creación) y el Maasé Merkabá (Misterio del Carro de Fuego). De este último nos ocuparemos en éste artículo.

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