“La realidad es que estarás de duelo para siempre. No te recuperarás de la pérdida de un ser querido; aprenderás a vivir con ella. Sanarás y te reconstruirás alrededor de la pérdida que has sufrido. Estarás completo nuevamente, pero nunca serás el mismo. No deberías serlo ni querer serlo”
Elizabeth Kubler-Ross y David Kessler.
En esta ocasión me gustaría que pensáramos respecto al duelo, qué ofrece la ciencia, qué aporta el psicoanálisis y qué detalladas instrucciones tienen los sabios hebreos desde la antigüedad. Los ritos siempre ayudan a la elaboración de las pérdidas, no hay que desestimarlos en su virtud de canalización y consuelo.
La Ciencia
Como ciencia vamos a tomar las enseñanzas de la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross. las etapas que ella registró estadísticamente que las personas viven después de perder a un ser querido:
- Negación,
- Enojo,
- Negociación,
- Depresión,
- Aceptación.
El Psicoanálisis
El psicoanálisis, con Freud a la cabeza, te sugiere que el duelo es un trabajo de todo el aparato psíquico y del del cuerpo, ya que uno tiene que desligar la libido puesta en la persona que perdió, esa fuente de energía queda a disposición del sujeto pero se vuelve estrés. Se espera que luego, en algún momento posterior, 2 años de duelo normal, se aplique a otras persona o actividades. Lo que propone es acompañar al doliente, sin poder intervenir demasiado. Acompañar el proceso natural. Sin embargo, hay enfermedades de las cuales se dice que son producto de un dolor vivido en silencio y soledad, un dolor que queda entre los secretos. Esa clase de secretos hay que sacarlos a la luz.
Los Ritos Hebreos y las Etapas de Duelo
La primera es aninut, (אֲנִיּוּת) se refiere al período de duelo que se inicia justo después de la muerte de un ser querido y continúa hasta el entierro. Literalmente, "aninut" puede traducirse como "estar adolorido" o "profundo dolor”. Aquellos más cercanos a la persona que falleció están exentos de la mayoría de los mandamientos. Lo único que puede pensar la persona de duelo en ese momento es en enterrar a su ser querido.
Uno de los gestos más conmovedores de este periodo de duelo es Kriá (קריאה) significa "rasgado de ropa". En el contexto de los ritos funerarios judíos, la kriá es una costumbre donde los familiares directos de un fallecido se desgarran una prenda de vestir (normalmente la ropa exterior o una cinta) como expresión de dolor y duelo antes del entierro. La prenda rota que es sujetada con un broche en su lugar, te diferencia durante la semana de duelo. “Por extraño que parezca, se siente bien, como si fuera imposible esconder la cicatriz invisible que te marca inmediatamente como quien está de duelo, permitiéndole al doliente separarse por un tiempo específico y estar de duelo solo, sin preocuparse por lo que las personas puedan pensar.” según cuenta Rajel Weingarten para Aish latino. Es muy importante ocuparse del proceso interno de uno y despreocuparse de lo que puedan pensar los demás. Es costumbre no comenzar la conversación con el doliente si no respetar sus tiempos y silencios.
Luego viene lo que se conoce como Shivá (שבעה) siete días de separación. En hebreo Shiva significa "siete" y se refiere a un período de luto de siete días en el judaísmo, que comienza después del entierro. Durante este tiempo, la familia del difunto se reúne en la casa, recibe a los dolientes y se concentra en la conmemoración del fallecido. Durante esa semana, es tradicional cubrir los espejos, sentarse en sillas bajas y usar la misma ropa que se usó en el funeral. Te olvidas de ti mismo y de tu imagen, hasta puedes no bañarte si no quieres, estás en un estado de total incapacidad, ni siquiera te levantas para preparar tu comida. Otros te sirven.
El regalo de compartir recuerdos… y mucha comida. Cuando se hace una visita de shivá, la mayoría de las personas llevan el máximo regalo: un recuerdo o historia sobre tu ser querido. Durante una shivá, las personas van más allá de lo necesario para llevarte comida que pueda distraerte o hacerte sentir mimado. Un dulce casero, tu comida favorita, una cena elegante o ese café que tomabas cada día normal.
En el día final de la shivá hay una tradición que debes levantarte y caminar alrededor de la cuadra, lo que simboliza volver a la vida. Pero no lo haces solo, alguien va contigo y te dice literalmente “levántate”. Porque tan agonizante como es la pérdida y tan imposiblemente triste como puede ser la shivá, enfrentar el mundo con tu nueva pérdida puede ser aún más doloroso. Cuanto más hayas amado, más tiempo hayas compartido más profundo es tu dolor. Y hay una complicación muy común, muy vista: la tentación de sostener el dolor, de sentirte acompañado por el dolor, de definir toda tu vida alrededor de ese dolor, de interpretar todo a través de ese dolor y eso no es sano, no es aconsejable, no es lo que espera Dios de uno, no es kabalístico, implica no tener fe en absoluto y no ayuda al alma que partió a seguir con su camino.
Así, 30 días después de perder a la persona que definiste como hija o hermana, o madre, o padre o hermano, llegas a los shloshim, literalmente, los 30. Para algunos, hay una cena conmemorativa. Puedes reconocer y comer pan (¡jalá!) con aquellos que desean honrar a tu ser querido. Para otros, es la demarcación entre el duelo completo y los pequeños pasos para regresar a la vida.
Cuando pierdes a tu alma gemela, el periodo de duelo se considera un año completo. Hasta para el manual de Psiquiatría, el duelo más importante se hace por nuestro compañero de vida, por nuestra pareja.
Por todo lo mencionado en el título se habla de "un equilibrio delicado", no se puede disolver el dolor, hacerlo desaparecer, hay que atravesarlo. Pero uno no puede apegarse al dolor y retenerlo en sí. En definitiva habrá que soltarlo y volver a vivir con mayúsculas. Porque todos estamos en la tierra para realizar nuestro aprendizaje, cada cual a su tiempo y cada quien con el tiempo que D-os nos otorga. Ese tiempo hay que aprovecharlo al máximo.
"Que Dios nos permita llegar a los 120 años con salud y alegrías"
Que así sea.
C.B. Cernadas